Cirugía reconstructiva de la paralisis facial
La cirugía reconstructiva en la parálisis facial instalada utiliza técnicas tanto estáticas como dinámicas.
Técnicas estáticas
Las técnicas estáticas no comportan movimiento del lado paralizado, consisten en suspensiones de las partes blandas que cuelgan por la ausencia del tono muscular, para simetrizar con el lado no afectado.
Técnicas dinámicas
Las técnicas dinámicas intentan restaurar el movimiento, la función perdida, requiriendo transplantes de tejidos como el colgajo del músculo gracilis.
Es posible que una parálisis facial de instauración aguda y sin causa aparente ( parálisis de Bell o “a frigore” ) se solucione con un tratamiento médico. Pero en casos cronificados serán necesarias cirugías reconstructivas seriadas, muy protocolizadas, y en las que intervendrán procedimientos microquirúrgicos ( injertos nerviosos, transplantes de nervios microvascularizados, transplantes de músculos microvascularizados ) y no microquirúrgicos pero dónde intervienen también colgajos musculares, y estáticos ( suspensiones, fijaciones, “liftings” múltiples, etc.).
Los transplantes de tejido cobran gran relevancia en este campo. Tanto para sustituir regiones faciales afectadas como para recuperar la función de una estructura tan compleja como el sistema muscular mímico, responsable tanto de la apertura/cierre de los esfínteres bucal y ocular como de la expresión facial.
El proceso de reconstrucción en los pacientes con parálisis facial es claramente individualizado ya que el nivel de lesión del nervio, el mecanismo que provocó la lesión y el tiempo de evolución, condicionan el plan terapéutico y la evolución.
El paciente tiene que ser muy consciente de la complejidad de estos procedimientos así como del “timing” o tiempos quirúrgicos necesarios y ajustados a cada caso en función del tipo de desorden como de la respuesta médica y quirúrgica.